3.11.08

birthday

"birthday"

Hoy es el cumpleaños de mi padre. Esta, su noche, recuerdo con cariño su ser.

Mi padre fue un hombre triste. Uno de aquellos hombres dejados de si mismos, que parecen tan sólo la sombra de lo que fueron. Como si eternamente estuviera regresando de una incesante batallada perdida, siempre perdida. Recuerdo a mi padre cabizbajo y meditabundo, con los ojos clavados continuamente en el piso. Lo recuerdo sentado con la cabeza gacha y hablando entre susurros… siempre entre susurros…
Los susurros de mi padre eran en realidad grandes conversaciones con mi madre, su mujer, que ya nos había dejado pero que ocupaba un gran espacio en su vida cotidiana.

Mi padre amaba tanto a mi madre que entre sollozos mientras dormía, repetía incesantemente su nombre.
Cada día a eso de la media noche, mi padre, ese hombre cansado, ahogaba su mirada en llanto antes de caer presa del sueño y al alba recordaba el calor del cuerpo de su amada. Claro que él nunca reconoció esto, pero yo lo sé porque lo espiaba a escondidas.

Mi padre era una víctima de la melancolía, aquel sagrado misterio del hombre por el cual “se esta feliz con la tristeza”. Esta gran fuerza, la melancolía, regia la vida de mi padre, a cada instante hacia asomo en su mirada y se colaba en sus inmensas pupilas diáfanas.
Mi padre sentía el crujido de su corazón muy a menudo, es decir cada vez que se encontraba con el recuerdo de su amada. Como terapia sólo encontró consuelo en la bebida. Bebía sin control ninguno, ahogaba su llanto en grados y más grados de ese líquido elemento y como mártir de su propia causa, continuaba en el empeño de su auto-destrucción.
Mi padre conocía muy bien su alma llena de pasión, destrozada por un recuerdo, por una nostalgia, mucho más grande que si mismo. Tan enorme que hacia diminuto a ese hombre, era un gran estigma. Un estigma que atravesaba su corazón.

Mi padre a la vez conocía los peligros de su camino elegido, la suerte de los hombres dejados, llenos de miedo y frustración. Conocía su propia mentira. La suerte de los hombres muertos en vida, de los llenos de miedo. Conocía la esencia de esa grandísima mentira, carente totalmente de sentido, única tan solo en su tontería, directa totalmente a su perdición.

Y yo soy su hijo, el hijo que todo lo observa que todo lo ve. Que todo lo imita. Que se parece a su padre hasta la médula. Que se encuentra en él al mirarse al espejo. Que repite los errores del padre, puestos que tenemos la misma esencia, padre, tenemos las mismas muescas en el alma, somos parte de la misma astilla y por supuesto sin dudarlo tenemos idénticos surcos en el corazón.

Inspirado en "birdland" de Patti Smith

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