28.10.08

Ignacia

El sublime reconcomio que le acometía
Dócil cobijado esbozo
Silenciado por la evidencia ilusoria.
Ignacio tiene su arma
Su arma es agraciada
Las manos meras y niñas
Manos jadeantes
Ojos con indómito candor
Abatiendo la sombra de su repercusión
El eco no lo denominaba
Un eco destinado a la nada
Eco del silencio y debajo
Ignacia con su arma.
Sonríe infante esplendor
Que muestra la distinción
Del pájaro que desgasta
El sentido destituido de existencia
El pájaro está muerto
Bajo el sol de entretiempo.
Mas abajo
Debajo
Ignacia luce calibre
Como una trifulca de atrevimiento
Su entendimiento no logra relumbrar.
No ha sido el mejor día
Perseguidor lacerado
Pequeña consecuencia del desentendimiento
Las florestas los saben pero silencian
No pecar de ignorancia tu nombre
Como si de una desazón se tratase

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